Después de una noche en vela con una bebé que luchó contra el sueño hasta el amanecer…suena la alarma. Es hora de ir a trabajar. En ese momento comenzó la guerra. La guerra por mis emociones…mi corazón…y mis pensamientos. Al instante me digo a mi misma, «Pobresita yo, cuan difícil lo tengo» y en ese momento perdí una batalla. Al alistarme rápidamente me venían a la mente todas las cosas que seguramente irían mal en mi día. Mi jefa tendría 10 reportes de ultima hora para mi y el café de nueces que tomo todas las mañanas seguramente se acabaría justamente hoy. Con una sonrisa forzada me despido de mi familia y continuo mi día. Y aunque aun no había salido por la puerta, había perdido otra batalla.
Cada momento y en cada instante hay una lucha por tu corazón. ¿Quien reinara en tus decisiones, en tus reacciones y controle tu interior? ¿Quien será el que se lleve la victoria y dirigirá el curso de tu expedición? Sera el Rey Victorioso o los impostores a nuestro alrededor.
Y sutilmente el cansancio se acerca al trono de tu alma y te promete una empatía sin igual. «Es verdad que estas cansada y no es para menos que reacciones mal.»
Pero rápidamente la auto-justicia te llama a una cima y te asegura que eres mejor que los demás. «Si realmente entendieran el valor de tu vida, te tratarían mejor y no sufrirías tanto pesar»
Y las redes sociales te dicen que no haces suficiente para disfrutar de la vida. «Seguramente si fueras como tu amiga Juana, fuera diferente tu caminar.»
En cada instante y cada momento estamos en una guerra y como reaccionamos a los bombardeos determinará quien ganará. ¿Será que Cristo tomara preeminencia o las mentiras de Satanás?
Así que no importa como halla comenzado nuestra mañana, tenemos todo lo necesario para triunfar. Tenemos a un Salvador que nos promete la paz. Una paz que solo reina donde el reina y que nada en este mundo puede imitar. Así que cuando la vanidad te dispare al mirarte al espejo y te asegure que habrá gozo en la belleza terrenal, recuerda que estas en una guerra y tu felicidad fue comprada por sangre para que en cada circunstancia pudieras triunfar.