Mientras ella se sentaba justo al frente mío, relatando la tragedia que le aconteció en solo un par de días…un pesado deja vu capturo mis pensamientos. Casi podia llenar los espacios en blanco de su relato y de sus secretos. El cristianismo que la había sostenido en su vida relativamente llena de felicidad y vigor, se hacia escaso cuando todo se derrumbó. Las palabras positivas y las charlas para motivar, no podían motivar el gran vacío que su tragedia le ocasionaba. Y perpleja cuestionaba que hacer y al Dios que ella adoraba.
Ella es muy parecida a millones de mujeres en nuestra generación. El peligro de la fe post moderna es la realidad de iglesias en todo derredor. Han cumplido con servir en su iglesia, leer los devocionarios recomendados por sus pastores, asistir regularmente a los servicios y tener muchas amistades en la iglesia. Pero su cristianismo no había llegado a lo profundo de su entendimiento y de su interior. El Dios que servimos es abstracto y un buen consejero moral pero evitamos entender las profundidades del sufrimiento y de la soberanía de Dios. El estudiar la Biblia tenia un solo propósito, encontrar animo para continuar. Y ese cristianismo ligero y sencillo se volvió insuficiente cuando la crisis vino tocando su hogar.
Mujeres, conocer más de Cristo es más que una experiencia emocional. Por que las mismas emociones que nos inspiran un día, al otro nos pueden derribar.
Puede ser nuestra tendencia al emocionalismo o nuestra pereza espiritual, pero estamos en una generación de mujeres que necesitan mas que su corriente dieta espiritual. Y las mismas dudas que no resolvieron en los días brillantes, se vuelven tormentas en la oscuridad de la prueba. Y el Dios bonachón que adoraban, al mirar su dolor, luce incongruente. Mujeres, conocer más de Cristo es más que una experiencia emocional. Por que las mismas emociones que nos inspiran un día, al otro nos pueden derribar. Desarrollemos mentes piadosas, renovadas con la Palabra de Dios. Mujeres que pueden defender la fe y a su Cristo y llevar sus emociones cautivas a la verdad.
Seamos la generación de mujeres, que trae validez a la verdadera fe. Por un comportamiento que es conducido por un entendimiento profundo de quien es Dios y como es El. Por que no es mirándonos a nosotras mismas que somos transformadas sino contemplándolo a El.
«Pero nosotros todos, con el rostro descubierto, contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo transformados en la misma imagen de gloria en gloria» 2 Cor 3:18
Las tormentas se aproximan, y el llamado de equiparnos es para hoy.